El otro fin de semana, sol espectacular, amigos bajo el sol y miles de desconocidos alrededor mío en Peru Beach. Todos queríamos un café, un jugo, un tostado, algo que nos permitiera relajarnos.
Un mozo se paseaba con mucha onda por el deck del bar para desconcentración de mi amigo mío. Las servilletitas volaban y junto a ellas tambien alguna que otra lechuga de hamburguesa que nunca fue a la mesa de su comensal.
El sol comenzaba a bajar y pintó la fresquita. Mi amiga pidió una lágrima. Realmente daba para llorar porque la taza parece que jamás había sido tocada por una gota de detergente. El mozo se la llevó dándonos un raro argumento de limpieza. A su regreso trajo una decente lágrima con la excusa y reconocimiento que era una roña lo que había traído anteriormente y que “no tenía nada que ver....”(sic).
La vuelta a la capital fue difícil. Si bien habían 4 carriles antes de llegar a capital por Av.Libertador, yo me hice la piola y poco menos pasaba por la vereda al grito de Mandarinaaaa!. Mi paciencia y viveza me llevó a elegir la Av.Santa Fé que es paralela a Av. Libertador en provincia. El paso nivel en obras me hizo retomar la avenida. Mas adelante viendo que otros se mandaban a la derecha me mandé yo tambien. Paso nivel habilitado. EESAAAA!!!! Llegando a la otra avenida, cola de autos. Ufaaa. Estaban arreglando la avenida se suponía aunque las obras parecían como si fuera a pasar un subte. En la esquina había una estación Shell por la que pasaban todos los autos ya que el paso por la calle, estaba cortado y vallado. Habían unos tanques con las vallas naranjas de plástico que los unían. Pero habían 2 tanques separados sin valla por el que pasaban lentamente de a uno los autos. Un ortiba de la estación nos empezó a hacer señas para que diéramos la vuelta en contramano por la callecita angosta y volvieramos a Libertador. Yo justo tenía que pasar y el guacho me cruza el tanque de modo que no pueda pasar. Pega media vuelta y se va, cagándonos a toda la fila de autos que quedamos encajonados sin saber que por ahí no se podía cruzar la avenida salvo pasando por la estación.
Como flecha indignada y montada en furia bajé y corrí el pesado barril dejándome un tirón en el pecho que me duró casi una semana. Lo moví unos centímetros y esperé que mi cálculo no fallara. Arranqué antes que veniera el tarado, y empecé a pasar. Mi amigo me dice, no pasa, no pasa.... Va a pasar pensé. Y PASOOOO!!!! Sin un toque! Je, qué cálculo mamita.... Salí a la avenida y tenía que alejarme como 5 cuadras para poder retomar. Hice la gran willy en el primer cruce y retomamos camino a la capital.
Carriles disponibles: solo 2. Ley de Murphy presente. Tránsito a más no poder y lento. Otra vez traté de meterme por donde los otros no se animaban.
De ahí hacia Cabildo. Pensé y si agarro Cramer??? Allá vamos. Mis amigos ya no sabían dónde estaban. Si era provincia, si era capital, si iban o si venían.
Cramer como de costumbre lleno de domingueros y mi impaciencia increscendo. Los otros dos santos seguían en la suya pero ya con la cola perdiendo su redondeada forma. Finalmente llegando a Palermo Hollywood se planteó tomar algo. Aterrizamos literalmente en Olsen y nos castigamos con unos MINTs acompañada de una tablita con arenques y caviarcito a discreción. Muy rico y reparador, bajo las estrellas en el jardín a la luz de las velas.
Buenos Aires, no das descanso. Por supuesto que ese no fue el último tramo sino que fue el previo a otro que ya acontenció a la madrugada con show y más copas. Salú!
Del corazón al teclado
Hace 10 años.
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