lunes, septiembre 21, 2009

Compro auto o ... soy solo un culo bonito

Si uds. deciden cambiar el auto y por casualidad entran a una agencia de zona norte a averiguar precios, van a encontrar que en la pantalla de inicio publicitan diferentes modelos de autos y al costado una obleita rosada que se destaca del predominante color negro del site, que invita a bajar un hermoso Wallpaper.

Sí, siiiiiii. La chica "MES DE SETIEMBRE 2009"!!!!!
Siiiiiii una mujer fuera de la cocina. Que no lava los platos. Una mujer que da vuelta la espalda a la cámara para mostrar su mejor perfil. SU CULO!!!!

Semejante "finesse" digno de un taller mecánico de barrio revela cierto caracter marketinero machista. Como si las mujeres no pudieran decidir comprar o elegir un auto. Será cosa de hombres entonces... Me rebela la idea pero lo acepto si es así.
Más allá de la opción de tener este tipo de publicidad tan focalizada hacia el mundo masculino, me parece que es sencillamente un recurso de la agencia de publicidad muy poco creativo. Y seguramente por el que deben haber cobrado muy bien.

jueves, septiembre 10, 2009

Hacerse un mundo o ... quién soy


Yo recuerdo que cuando era más chica y recién comenzaba a vivir mi vida sentimental adulta, había muchas cosas en las que me basaba a rajatabla.

Muchas cosas que para mí eran ley, quebradas ellas no había retorno. El no retorno significaba, que no tenían perdón. No había discusión y eran puntos inflexibles.

La flexibilidad llegó de la mano de Juan, mi analista. Ahora que lo pienso hay en mi vida otro Juan importante que se encarga de mi cabeza. De los pelos de mi cabeza para ser más concreta, mi peluquero.

Pero volviendo a lo que está dentro de mi cabeza, Juan el psico, logró iluminar rincones que no tenían luz en mi interior. Y precisamente porque no tenían luz, para mí no existían siquiera.

La fidelidad, el “yo te doy esto, entonces vos me debes dar lo mismo” como si fuera un problema de espejos, fueron modificandose a medida que el análisis avanzaba. Comencé a aceptar lo que había, lo que era, y si bien aún hay pila para seguir, esa parte para mí fue el comienzo de una nueva vida, más verdadera que ideal y supuestamente mejor.

A veces uno atraviesa momentos, elecciones, que nos encorcetan y no nos deja respirar siquiera. Un “no” a destiempo, nos hace pagar una cuenta que no termina, y como un contrato, es algo a lo que ya no podremos renunciar.

Qué hacer, qué debo hacer, qué esperan que haga, qué debo sentir?

Mierda. Siento, hago, y quiero hacer todo lo contrario a lo que debo. Me angustio. Me ahogo con mi propio aire.

Con el transcurso de los años uno reescribe leyes, pautas, reglas. Como le decía a un amigo, es como un cuaderno nuevo en el que uno quiere escribir todo prolijito y empezamos a hacerle tachaduras, anotaciones en el margen, en fin, deja de ser lo que pretendimos cuando lo abrimos por primera vez. Pero a la larga, resulta más verdadero, y curiosamente es mucho más claro porque está como codificado con nuestro propio diálogo.

Perdonarnos, mimarnos, ser fiel a uno mismo y saber que lo de uno no necesariamente debe ser igual para el otro, deja que entre una brisa a nuestros pulmones y afloja ese corset que solo nos deja respirar cortito y agitado.

Los pactos, los secretos, las intimidades, muchas veces nos pertenecen como ese cofrecito que teníamos con llave. Como el diario que quedaba escondido entre la ropa de la cómoda.

Nuestro universo, muchas veces guarda rincones compartidos por todos, otros por algunos, y otros exclusivamente nuestros y de nadie más. No por eso debemos sentirnos culpables. La culpa debería estar en permitir perder esas delimitaciones, en desdibujarnos y entregarnos a un momento que corto o largo, es de otro. El amor en estas cuestiones precisamente está fuera de cuestión. El amor debe estar presente en otras cuestiones que son elegidas por nosotros. Pero esto es algo que hace a un mundo que crece y muere con nosotros.

miércoles, marzo 18, 2009

La vida es cruel o ... me pareció ver un lindo gatito

La vida tiene una de cal y otra de arena. Y así le pasó a mi Kitty de chocolate blanco... un día le saqué el envoltorio y me lo comí!
Y así parece cada vez que uno pone la tele, lee el diario, sale a la calle y mira hacia un costado. Está quién cede el asiento a un mayor y está el otro que ocupa el asiento libre con su paraguas chorreando de agua. Está el que toma del brazo al que tambalea y está quién gira la cabeza hacia al lado opuesto cada vez que alguien le dice algo. Está quien necesita al menos una mirada frente a su súplica, y está quién al menos quiere destruir lo que es de todos aunque también sea suyo.
Nuestra Buenos Aires tiene sus costados dulces aunque a veces empalague. Otras ya no es tan dulce como alguna vez la conocimos.

martes, febrero 17, 2009

Dulces o ... pequeños placeres

A la salida de la oficina me fui a caminar por algunos negocios y como remate fui por un par de cosas al supermercado.
Camino por entre las góndolas. Miro con cariño el caviar y sigo... Sopitas, mate cocido :P para la oficina como en las viejas épocas cuando nos daban el desayuno. Quesito gruyere, y por qué no un camembert. No había brie. Una latita de legumbres para acompañar mi arroz de cena.
Recorro velozmente las góndolas de los dos pisos del super. No agarré el carrito por pereza de pelearme con las rueditas mal alineadas. Igual, solo quería dos cosas que ya son mucho más que dos y siguen apilándose y sólo tengo dos manos. A su vez llevo una bolsita con una remera para "correr" que compré un rato antes en el shopping... Un día de estos retomo...
De pronto me cruzo con una viejita que apoyada en el carrito toma de la góndola una bolsa de dulces. Una viejita bien arreglada pero completamente encorvada y muy delgada. Sus manos temblorosas toman la bolsita de caramelos.
No sé por qué la vejez ajena me pega tan profundamente y no sin cierta angustia. Me pega la vulnerabilidad. Me pega que este no sea un país con mejor calidad de vida para todos. Que a veces todo sea tan despiadado. Que haya tanta indiferencia con el prójimo.
La imagen de la viejita fue como una foto que me siguió tan pronto como la crucé.
Seguí pensando que igual ella se valía y allá estaba. Frágil, quizás con una humilde jubilación, haciendo "las compras" de 2 o 3 cosas tambien, pero optando por llevarse un premio para más tarde. Eligiendo darse el gusto de endulzar algún momento de la noche.
Me reconfortó saber que muchas cosas se podrán perder, pero uno debería permitirse siempre, darse esos pequeños placeres que hacen que uno sea nuevamente feliz por un instante.

miércoles, febrero 04, 2009

Verde que te quiero verde ó... Lázaro

Acá estoy en el balcón contemplando mi ficus. Estuve de vacaciones ausente y alejada de internet aunque no fue mi intención.
LLegué un mes despues, casi a finales de enero y allí estaba mi ficus. Ramas altas y blancas!!. Tres hojitas aún verdes. La tierra recontraseca.
La señora que viene una vez por semana se apiada de mi planta y le da agua, pero al estar ausente ella no vino. Mi madre vino por las cuentas que había que pagar, pero no se fijó en la que está afuera en un rincón. Tampoco le había dicho que se fijara. En fin... no soy muy jardinera que digamos.
Igualmente al llegar y verla tan moribunda, la miré y dije, yo te doy agua y vemos.
Y ahí está. Espléndida, después de apenas 2 semanas... con un montón de hojitas verdes con la tierra húmeda, nutriéndola.
Sí, nos reencontramos y se ve que me esperó :). A pesar de mi poca bola. Sí, bola... atención... cuidado...
Sin embargo, sin enconos, ni reproches, así simple y feliz, revivió, reverdeció y ambas felices.
Yo por haber creído en ella. Por creerme resucitadora de causas perdidas jeje. Por tener alguien viviente en mi casa que ahora me hizo sentir su presencia y existencia aún más.