No me voy a referir a hacer justicia con un arma. O sí... El cuento es uno que yo misma protagonicé pero como testigo y no como parte de la historia.
Un día venía manejando por Rivadavia y me dirijo hacia Palermo, en el cruce del puente que hay de las vías iba un auto chico, blanco con una pareja de mediana edad. El canoso ya, y ella rubia pulposa, ochentosa. Hasta ahí nada especial.
Miro el baúl porque tenía pegado por arriba de la patente una fotocopia de una foto ampliada. Era la rubia (o muy parecida al menos) en un primerísimo plano sujetando un pene erecto metido en la boca mirando a la cámara que captaba ese momento. Dicha fellatio retratada fué contemplada durante 15 minutos por todos los que veníamos alrededor del cupido motorizado. Había embotellamiento suficiente como para comprobar que se trataba de alguién que le gastó un mal chiste o que quiso vengarse de una manera bastante original.
La pareja en cuestión finalmente se dió cuenta que algo raro ocurría con ellos. Un patrullero que tambien estaba en el embotellamiento les avisó que tenían pegado un papel en la parte de atrás. Se estacionaron a un costado y él bajó a ver que pasaba atrás. Lástima, dió la luz verde y tuve que irme.
Moraleja: Hasta los actos más privados pasan a tener estado público.
Ilustración: "Fellatio as holy action, Isis animates deceased Osiris, while Anubis backs the mummy".