La vida tiene una de cal y otra de arena. Y así le pasó a mi Kitty de chocolate blanco... un día le saqué el envoltorio y me lo comí!
Y así parece cada vez que uno pone la tele, lee el diario, sale a la calle y mira hacia un costado. Está quién cede el asiento a un mayor y está el otro que ocupa el asiento libre con su paraguas chorreando de agua. Está el que toma del brazo al que tambalea y está quién gira la cabeza hacia al lado opuesto cada vez que alguien le dice algo. Está quien necesita al menos una mirada frente a su súplica, y está quién al menos quiere destruir lo que es de todos aunque también sea suyo.
Nuestra Buenos Aires tiene sus costados dulces aunque a veces empalague. Otras ya no es tan dulce como alguna vez la conocimos.
Del corazón al teclado
Hace 10 años.